• Fase de sensibilización.  
  • Fase efectora.
  • Fase tardía.
  
   Las reacciones alérgicas en la esfera ORL son en su mayor parte de tipo I. En el mecanismo fisiopatológico de este tipo de reacción de hipersensibilidad se pueden considerar tres fases:
 
 
FASE DE SENSIBILIZACIÓN.
   También se la denomina de hipersensibilización o de producción de IgE. Durante esta fase, el individuo genéticamente predispuesto, al entrar en contacto con un alérgeno que se encuentra en su entorno, bien mediante la inhalación o la absorción de pequeñas o grandes cantidades del mismo, puede sufrir una sensibilización alérgica, con síntesis de Ac IgE específicos frente a aquél. El Ag, una vez en contacto con la mucosa correspondiente (nasal o gástrica), penetran a través de ella. La nariz va a actuar como un filtro para las sustancias inhaladas, de modo que las de mayor diámetro se van a depositar en las vías aéreas superiores y las de menor diámetro pueden salvar este filtro y llegar hasta las vías inferiores. Esta es la razón por la que se explica como los granos de polen provocan síntomas nasales y las esporas de hongos, que son de un tamaño más pequeño, síntomas bronquiales.
   Antes de atravesar la mucosa respiratoria, el Ag se va a encontrar con una primera barrera que es la IgA secretora, ésta tiene una gran importancia en la eliminación de sustancias extrañas. A este respecto existe una teoría, de discutida credibilidad, que propugna la existencia en los individuos atópicos de una deficiencia de IgA cuantitativa o cualitativa.
   Una vez que se haya desencadenado la reacción alérgica, se va a producir un aumento de la permeabilidad de la mucosa por apertura de los demosomas intercelulares, lo que será un factor facilitador en la absorción de todo tipo de sustancias.
   Las partículas depositadas en la mucosa nasal van a permanecer en contacto con la misma de 10 a 20 minutos, siendo luego eliminadas por el sistema mucociliar y deglutidas. A nivel de las vías inferiores esta misma limpieza se realiza más lentamente. Esta vía final gastrointestinal para todas las partículas alergénicas, induce a pensar en la posibilidad de que el aparato digestivo participe en la sensibilización. Para que se produzca reacción alérgica el alergeno ha de ser absorbido en cantidad suficiente para desencadenarla.
 
   El alergeno, si consigue atravesar la barrera mucosa, es captado por el macrófago para su eliminación fagocitaria y por las cc APC para su eliminación inmunológica. Las APC procesan el Ag y lo presentan sobre su superficie en forma de péptidos. El Ag es presentado a los linfocitos T. Los linfocitos T tienen la capacidad de reconocer específicamente al Ag mediante su receptor TCR. La unión del Ag con el TCR linfocitario produce la activación del linfocito T.
   Existen dos subpoblaciones de T cooperadores, los TH1 y los TH2, existiendo una dicotomía entra ambas poblaciones ya que citocinas producidas por el TH2 inhiben funcionalmente a los TH1 y viceversa.
   El linfocito T una vez activado ejerce su acción mediante la producción, por parte de los TH2, de una serie de factores solubles: las citocinas o citoquinas. De todas ellas, la IL-4 y la IL-13 activan a los linfocitos B. Esta activación del linfocito B hace que se transforme de cc B madura en reposo a cc plasmática productora de IgE específica para el alergeno contactado y a cc B memoria. Sólo un pequeño número de linfocitos B podrá transformarse en cc plasmáticas productoras de IgE, serán en cada caso los que posean receptores específicos para el Ag responsable del cuadro alérgico.
   En el capítulo 36.3ª.04 se han explicado las funciones de la IL-4, la IL-3 y la IL-5 en la reacción alérgica.