• Introducción.
  • Patogenía.
  • Clínica.
  • Diagnóstico.
  • Evolución.
  • Tratamiento.
  • Encefalitis presupurativa.

   

             

   La incidencia de las complicaciones meningoencefálicas en el transcurso de las mastoiditis agudas y subagudas ha de ser tenida en cuenta pues pueden desarrollarse en el 10% de los casos. Las complicaciones más frecuentes son las meningitis purulentas otógenas y los abscesos extradurales que aparecen en el 8% de las  mastoiditis operadas. Las tromboflebitis y los abscesos encefálicos (cerebrales y cerebelosos) son menos frecuentes.

   La mortalidad de las complicaciones intracraneales de las OM sigue siendo elevada, suponen en torno al 25% de todas las complicaciones y los casos que sobreviven pueden presentar secuelas que pueden ser invalidantes.

  

   Introducción.

   El absceso cerebral consiste en una lesión inflamatoria caracterizada por la colección de material purulento en el parénquima del tejido cerebral.

   El absceso cerebral es un proceso raro y facilmente puede no sospecharse de su existencia ya que el paciente en un principio puede parecer que está menos enfermo de lo que en realidad está empeorando luego rápidamente.

   Loa abscesos cerebrales formados por propagación de contigüidad a partir de infecciones vecinas, como el otógeno o el de origen sinusal, hasta hace pocos años eran los más frecuentes, pero hoy en día son más frecuentes los que se originan por propagación hemática de otras fuentes. El 35-42 % de los abscesos cerebrales son otógenos. Hata el 0´5% de los cacientes con OMA y el 3% con OMC pueden llegar a desarrollar un absceso cerenbral.

   En el absceso otógeno el foco infeccioso primitivo está situado en el hueso temporal. Se trata en la mayoría de los casos de una supuración crónica del oído medio con erosión ósea, particularmente colesteatomatosa. Lo habitual es una otitis, operada o no, que sufre un proceso de recalentamiento y que se manifiesta por otorrea purulenta, como foco infeccioso en plena actividad. Es mucho más raro que se origine durante una otomastoiditis aguda mal tratada, necrosante, o en terreno susceptible (diabetes). Por ello se ven más en el segundo y tercer decenios de la vida. De aquí la infección puede extenderse al cerebro por unas vías de propagación que pasan a través de las estructuras óseas de la base del cráneo y de los tejidos blandos de la duramadre del espacio aracnoideo. Esquemáticamente podemos dividir este mecanismo en tres fases: etapa ósea, meníngea y encefálica.

   En los abscesos cerebelosos situados en fosa posterior, la infección atraviesa el temporal en más de la mitad de los casos por la zona perisinusal del espacio de Trutmann, o bien después de una laberintitis previa (vía translaberíntica). Este último camino es frecuente en los casos de OMC colesteatomatosa, en que después de provocar una laberintitis supurada la infección puede alcanzar el endocráneo por los distintos canalículos (acueducto del vestíbulo, CAI, etc). La laberintitis supurada consecutiva a la OMA puede también evolucionar a un absceso cerebral pero más raramente, en estos casos la infección difunde con rapidez a través del CAI hasta la piamadre, causando meningitis difusa. Y los casos más frecuentes son en los que la formación del absceso va precedida de una tromboflebitis del seno lateral con periflebitis o paquimeningitis externa circunscrita en diversos puntos. Esta última y el absceso epidural se localizan sobre todo en el borde posterior de la porción petrosa o en la región retrosinusal. De esta manera se comprende como pueden formarse abscesos situados más o menos profundamente en los hemisferios cerebelosos.

   En la formación de abscesos temporales de la fosa media los mecanismos de producción son muy similares, teniendo en cuenta que en esta zona el oído está separado del endocráneo por la delgada barrera ósea del tegmen. Suponen un poco más de la mitad de los abscesos cerebrales otógenos.

   Los abscesos otógenos de los lóbulos parietales y occipitales son muy raros y pueden ser secundarios a un absceso temporal por tromboflebitis retrógrada del seno lateral, del seno petroso superior o de las venas corticales.

 

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