• Recuerdo anatómico.
  • Recuerdo histórico.
  • Etiopatogenía.
  • Anatomía patológica.
  • Clínica.
  • Diagnóstico.
  • Evolución.
  • Pronóstico.
  • Tratamiento.

  

     La denominación de petrositis para los procesos inflamatorios, crónicos o agudos, del peñasco, y especialmente de su punta, fue propuesta en 1935 por Kopetky y Almour mediante la publicación de un trabajo en el que presentaban 10 casos. Hasta entonces no había una denominación unánime y segura y de ahí los diferentes nombres que ha recibido este proceso, como osteitis profunda, roqueitis, osteomielitis, síndrome del peñasco, etc.

   Hoy se entiende por petrositis a la osteitis profunda de la estructura ósea trabecular del peñasco. La inflamación va alcanzando poco a poco la parte del peñasco más profunda, por dentro del oído medio (variedad apexiana) o bien hacia atrás y hacia adentro (petrositis retrolaberíntica de Hautant).

  

  

     RECUERDO ANATÓMICO.

   La anatomía del peñasco se expone en el Tema 2, capítulo 02.2ª.05.

   El peñasco, pirámide ósea truncada cuya base es la mastoides, está situado en la base del cráneo separando la  fosa cerebral media del tercio anterior de la fosa cerebral posterior, es decir, que separa ambas fosas.

   Su patología endocraneal es fácilmente comprensible y ligada a todas las vicisitudes de la base del cráneo. Su vertiente exocraneal, unida a los espacios profundos del cuello y a las paredes de la faringe, ofrece otro aspecto clínico de sus manifestaciones patológicas. El estar rodeada de plexos venosos, los petrosos y sigmoideos, en conexión con el golfo de la yugular y con el seno cavernoso, explica que esta patología pueda ser el origen de patología tromboflebítica de magnitudes a veces insospechadas.

  

 

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