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Audición cruzada o lateralización.
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Enmascaramiento.
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Ensordecimiento contralateral.
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Ensordecimiento ipsilateral.
AUDICIÓN CRUZADA O LATERALIZACIÓN.
Si realizar una audiometría no plantease problemas y fuese siempre tan simple como se ha expuesto en el capitulo anterior, podría pensarse que realizar una audiometría sería tan fácil como manejar en una radio la selección de una emisora y su control de volumen. Esta es la razón por la cual se subestima frecuentemente a la audiometría como técnica, a la que se toma por algo que un lego de la medicina puede dominar en pocas horas. Pero la realidad es que la audiometría es una técnica exploratoria mucho más complicada.
Para comprender lo que se denomina audición cruzada es necesario conocer ciertos fenómenos elementales de la psicofísica de la audición:
- Una peculiaridad de las sensaciones auditivas es que, ante dos estímulos de similar intensidad pero distintos, sólo se percibe el más fuerte.
- De la misma forma, si se hace oír el mismo tono en ambos oídos con distintos volúmenes, solo se oirá el que sea más fuerte y el tono más débil pasa desapercibido.
- Si se aplica un tono de igual volumen en ambos oídos, pero uno de los oídos oye menos que el otro, el tono sólo lo oye el oído mejor y el paciente no distingue si oye el tono por el oído mejor o por el más defectuoso
Estos fenómenos se producen debido a que el sonido se transmite a través de la base del cráneo, mediante conducción ósea, de un oído a otro. A este fenómeno se le conoce como audición cruzada o lateralización. Si bien la lateralización se produce mediante la transmisión del sonido por vía ósea, ésta puede suceder ante estímulos presentados tanto por vía ósea como por vía aérea. Así ocurrirá, que al estimular con un sonido uno de los dos oídos, el oído que va a captar el estímulo será el que tenga mejor umbral de los dos y la respuesta del paciente será que efectivamente oye el sonido estímulo independientemente del oído estimulado. El paciente no puede decir si oye el tono en el oído más defectuoso o no. Si lo que se quiere es conocer la audición del oído defectuoso, se ha de hacer de tal forma que en él la percepción tonal sea mayor que en el otro. A menudo puede bastar con obstruir artificialmente con un tapón el oído mejor, así lo hacemos hipoacúsico y al emitir el tono de prueba ya no es perceptible. En audiometría a este proceso se denomina enmascaramiento.
La masa de la cabeza proporciona un factor de atenuación interaural para los sonidos presentados mediante auriculares de aproximadamente 40 a 50 dB-d. Por tanto, la intensidad mínima que precisa tener el sonido de vía aérea para ser transmitido de una parte a otra del cráneo y poder ser detectado por el oído del lado opuesto al estímulado es, normalmente, de 50-60 dB. Cuando la señal se emite mediante un vibrador óseo, el oído opuesto al testado detecta esta señal con una intensidad de 0-10 dB menos a la intensidad del sonido estimulo, ya que por esta vía el factor de atenuación interaural es teóricamente indiferente a la posición del vibrador en el cráneo. En ambos casos, la diferencia entre el nivel de presentación y el nivel al que se oye el sonido en el oído opuesto se denomina atenuación interaural.
ENMASCARAMIENTO.
Este es el mayor problema que plantea la audiometría tonal liminar: el ensordecimiento contralateral, es decir, del oído opuesto al testado para reducir o anular la audición cruzada. Este proceso también se conoce como enmascaramiento. Al practicar la audiometría, son muchos los casos en que es absolutamente indispensable aplicar enmascaramiento para ensordecer la audición contralateral. Muy a menudo, cuando tiene mejor audición el oído contralateral al testado, si no se realiza ensordecimiento contralateral, se toma como umbral de audición el del oído opuesto al que se está testando. La mala aplicación del enmascaramiento es la mayor fuente de errores en los resultados audiométricos.
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