Todos los vertebrados presentan en su cabeza órganos sensoriales cuya misión es el mantenimiento de la función estática, bilaterales y simétricos, son los llamados laberintos. A partir de los vertebrados superiores, los órganos sensoriales de la cabeza presentan un complemento al laberinto destinado a la audición, es la cóclea o caracol. El órgano receptor auditivo es filogenéticamente mucho más moderno que el del equilibrio y no existe una explicación válida de porque el órgano de la audición se desarrolla a partir del órgano vestibular.
    En todas las especies el órgano coclear está situado profundamente en el cuerpo, en unos más y en otros menos. Esta localización profunda hace, que para que las vibraciones sonoras lleguen a estimular la cóclea, tengan que ser transmitidas por algún tipo de formación preparada para la transmisión sonora desde el exterior hasta el oído interno, donde, a través de la perilinfa y endolinfa, estimulan las cc sensoriales del órgano de Corti. La formación de los órganos de transmisión va ligada a las diferentes fases evolutivas de los dos primeros arcos branquiales.
   El oído interno aparece en los agnatos y está ya presente en todos los vertebrados.
 
   - Los peces primitivos agnatos (sin mandíbula) son los vertebrados más primitivos que hubo en la tierra y que desaparecieron, pero dieron lugar a otras especies en el proceso evolutivo. En ellos el órgano auditivo es sólo interno, siendo parecido al oído humano de un embrión de 9 mm (36 días). Se origina a partir del ectodermo mediante una diferenciación superficial, que poco a poco profundiza en el mesénquima en forma de cápsula cartilaginosa o vesícula auditiva. La vesícula auditiva presenta dos compartimentos, uno grande que es el sáculo y otro más pequeño que es el inicio de la lagena, esbozo del futuro caracol en animales más superiores. Es, por tanto, un órgano auditivo muy rudimentario.
  
   - Los peces Teleósteos (Gnatostomos) oyen sin ayuda de oídos externos, sólo poseen oído interno, no poseen tampoco cóclea. Para que las vibraciones del sonido lleguen al oído interno pueden poseer dos tipos de sistemas de transmisión del sonido.
   1. Transmisión del sonido a través de los tejidos del cuerpo, especialmente de los huesos. Algunos teleósteos poseen un sistema de conexión entre los dos sáculos del oído interno y la vesícula natatoria, formado por una cadena de tres, cuatro o cinco pequeños huesos derivados de las primeras vértebras: es el denominado aparato de Weber. La vejiga natatoria hace de órgano resonador, ya que el gas que hay en la vejiga es más compresible que el agua y vibra cuando recibe hondas sonoras. Este aparato transmite directa o indirectamente vibraciones sonoras al oído interno, según que la cámara de aire situada en la parte anterior de la vejiga natatoria, esté o no osificada. Además de la transmisión, este órgano tiene también una función de intensificación del sonido ya que el sonido al ser transmitido pierde intensidad al pasar de un medio a otro. Los peces con aparato o huesecillos de Weber poseen una amplificación y discriminación del sonido mejor al resto de los peces y alcanzan a percibir frecuencias más altas. Tiene especial importancia en los peces que son pobres en visión.
   2. Otros peces como los Holocentridae, Notopteridae y otros, presentan una extensión de la vejiga natatoria que se fusiona directamente con el oído interno.
   Algunos perciformes (peces que son el orden más grande de los vertebrados) poseen los dos sistemas de transmisión del sonido al oído interno.
 
   - En los anfibios, las diferentes partes del laberinto posterior están bien diferenciadas, pero el laberinto anterior o cóclea presenta una estructura todavía muy simple y rudimentaria, al ser tan reciente el paso de un medio envolvente acuático al medio aéreo. El oído inicia su desarrollo a partir de este escalón filogenético mediante la aparición de un divertículo sacular llamado lagena, que evolutivamente se va alargando y enrollando progresivamente, hasta llegar a formar la cóclea o caracol definitivo en los mamíferos.
   En algunos Urodelos de vida acuática y reptantes, las vibraciones son recogidas por un mecanismo de transmisión desde el aparato mandibular.
   En otros Urodelos cuadrúpedos, en los que la mandíbula ha perdido el contacto con el suelo, existe un opérculo situado en la cintura escapular que recoge las vibraciones que alcanzan la ventana oval.
   Si bien en algunos anfibios existen estos mecanismos primitivos de transmisión, el oído medio, como órgano de transmisión, aparece en este punto de la escala filogenética. Previamente, ya en los peces inferiores han aparecido los cartílagos branquiales, estas son las estructuras que mediante su evolución van a dar lugar a la cadena de huesecillos. En los anfibios los dos primeros arcos branquiales dan lugar a las estructuras de transmisión del oído externo y medio. El oído externo consta tan sólo de membrana timpánica que generalmente es grande y está situada directamente en la pared exterior. Aparece una nueva cavidad aérea que será la caja del tímpano, que proviene de la primera hendidura branquial interna (endodermo) y quedará en contacto con la faringe primitiva formando la trompa de Eustaquio. El oído medio, en un principio, posee un solo huesecillo (columella u osículo) para la transmisión del sonido desde el tímpano al oído interno. El aspecto laberíntico se asemeja al de un embrión humano de unos 50 días.