• Anamnesis.
  • Exploración.
  • Pruebas complementarias.
 
 
   ANAMNESIS.
   La infección aguda de los senos paranasales se produce generalmente después de un episodio de infección de las vías respiratorias altas. En la anamnesis aparece habitualmente el antecedente de un proceso catarral previo o concomitante en el transcurso del cual el paciente refiere la aparición del cuadro clínico de la Rinosinusitis. Con excesiva frecuencia suele culparse a este proceso de una gran variedad de síntomas y molestias. En su clínica destacan como síntomas de la enfermedad los siguientes:
  • obstrucción, congestión, u oclusión nasal;
  • rinorrea anterior o secreción postnasal, con frecuencia mucopurulenta;
  • dolor o sensación de presión/tensión facial, cefalea;
  • pérdida total o parcial del sentido del olfato;
  • fiebre, tos, halitosis, fatiga y molestias dentales.
    Para definir una RS clínicamente se exige la presencia de dos de estos grupos de síntomas como mínimo. No obstante, por parte del ORL se añade la posibilidad de que a dicha clínica se asocien hallazgos endoscópicos sugestivos de la enfermedad. Las alteraciones de la mucosa en el área nasosinusal son valorables en las imágenes del TAC. También se ha de sospechar una RSA cuando los síntomas son sugerentes aunque no guarden relación con una infección catarral previa.
   Los síntomas producidos por la RSA resultan a menudo indistinguibles de los que aparecen en la RA o en otras rinopatias inespecíficas, así como con los que presentan los procesos víricos de las vías aéreas superiores. La similitud clínica con las infecciones víricas no es sorprendente, ya que la afectación sinusal es la regla, más que la excepción, en el curso del resfriado común.
 
    Obstrucción nasal.
   La congestión nasal está siempre presente, si bien puede presentarse de forma discontinua, basculante o permanente. En la forma de referirla subjetivamente, el paciente puede manifestar una auténtica obstrucción mecánica al flujo aéreo además de una sensación de plenitud en la parte media de la cara.
   La evaluación subjetiva de la obstrucción nasal es un criterio validado, como lo demuestran diversos estudios realizados en este sentido en los que han participado sujetos de control sanos y pacientes con alteraciones estructurales, hiperreactividad o rinitis infecciosa. En dichos estudios la sensación subjetiva de obstrucción nasal y las evaluaciones objetivas rinomanométricas, o del flujo nasal máximo, han mostrado una buena correlación para un mismo individuo.
   No obstante, también existen algunos estudios en los que esta correlación no se ha llegado a observar, o ha sido escasa.