• Hemograma.
  • Orina.
  • Frotis nasal.
  • Lavado nasal.
  • Pruebas cutáneas.
  • Determinación cuantitativa de IgE.
  • Determinación de IgE específica.
  • Pruebas de provocación nasal.
  • Prueba de liberación de histamina.
  • Biopsia nasal.
  • Imágenes radiológicas de los senos paranasales.
  • Rinometría y Rinomanometria.
  • Otras pruebas.
     La sensibilización a un alergeno no significa que necesariamente el paciente sufra enfermedad clínica, por tanto, el resultado de las pruebas complementarias ha de relacionarse con la clínica para establecer un diagnóstico y el correspondiente tratamiento. Las pruebas se han de solicitar a tenor de los datos suministrados por el interrogatorio pues serán diferentes según se trate de una rinitis estacional, perenne o pediátrica.
   Para el diagnóstico de la RA se han propuesto las siguientes pruebas complementarias:
 
 
   HEMOGRAMA.
   El hemograma de rutina tiene una valor bastante limitado en le RA y en la clínica alérgica en general, centrándose su interés en el recuento de eosinófilos, aunque, por supuesto, existen muchos procesos no alérgicos que producen eosinofilia. La liberación de factores eosinotácticos en el órgano de choque donde se produce la reacción alérgica, atrae a los eosinófilos sanguíneos y estimula su formación en la médula ósea, de aquí que la eosinofilia se haya considerado tradicionalmente indicativa de estado alérgico. La sangre constituye su medio de transporte y el número de eosinófilos en transporte es proporcional a la magnitud del órgano de choque, por lo que en la RA serán muy pocos. Las cifras durante el período sintomático son muy dispares, pueden fluctuar entre 200 a 800 eosinófilos por mm., lo que supone en el recuento diferencial de la serie blanca un 4-11%. Pueden desaparecer después de la crisis alérgica. En conclusión: no existe una relación de proporcionalidad segura entre el grado de eosinofilia y un proceso alérgico ORL. La eosinofilia no es patonogmónica de RA, se presenta en otras muchas patologías, su ausencia tampoco la descarta y no tiene un valor diagnóstico negativo. P.e. las parasitosis intestinales pueden producir eosinofilia sanguínea.
 
 
   ORINA.
   Hardwicke, en 1959, alertó sobre la presencia de proteinuria en algunos casos de polinosis.
 
 
   FROTIS NASAL.
   El análisis citológico del exudado nasal se puede utilizar con fines histológicos y bacteriológicos. Constituye una prueba básica en el estudio de las rinitis, ofrece gran información, es sencilla, rápida y barata. En el exudado nasal, una vez teñido, se pueden apreciar cc epiteliales, cc. de origen hemático (neutrófilos, linfocitos, eosinófilos, basófilos y mastocitos) y otros elementos (bacterias, pólenes y esporas micóticas). En la RA su interés se centra en observar la presencia de cc de origen hemático (eosinófilos y neutrófilos) y de bacterias, por lo que también se le denomina citobacteriograma.
   El frotis nasal puede ser realizado según diversas técnicas de tinción: eosina y azul de metileno, colorantes de Wright y Hausel y técnica de May-Grünwals-Giemsa, siendo este último el método más utilizado. Si se desea que el estudio sea completo, cuando se sospecha infección nasal, se ha de hacer una segunda toma para colorearla con Gram y poder visualizar los gérmenes responsables. Al practicarlo es importante tener algunas precauciones con el fin de evitar resultados falsos: toma correcta, fijación, infección sobreañadida, etc.
   La presencia de eosinófilos en una cantidad considerable, 50% o más de eosinófilos del total de leucocitos observados, se puede considerar como un signo casi cierto de RA. Ahora bien, no se puede decir que sea un dato patonogmónico de RA, aunque algunos autores, como Mygind, lo consideran así cuando se alcanzan estas proporciones. Esporádicamente se pueden encontrar frotis con estas proporciones de eosinófilos en el otras Rinopatías Vasomotoras o en poliposis nasales. En caso de ser el frotis negativo o inferior al 50%, se aconseja repetirlo hasta tres veces. Los falsos negativos suelen producirse por fallos en la recogida de las muestras, infecciones sobreañadidas o terapia corticoide. Su positividad es de gran ayuda en el diagnóstico de RA y su negatividad tampoco la excluye. En el lactante es normal una proporción de eosinófilos entre un 20-30% sin tener ningún tipo de rinopatía.