• Complejo osteomeatal anterior.
  • Complejo osteomeatal posterior.
  • Variaciones anatómicas.
 
 
   Existen tantas variantes en la morfología del macizo facial como individuos, hasta el punto de que se ha propuesto como instrumento de identificaciones judiciales, ya que, en numerosas ocasiones, es tanto o más fiable que las huellas dactilares.
   Las variantes con más repercusión en la fisiopatología sinusal son las que se refieren al complejo osteometal. Las más frecuentes son las referentes a la celda de Haller y a la celda del agger nasi.
 
   El estudio radiológico detallado de la anatomía de las FN y los senos paranasales es fundamental para realizar diagnósticos de la patología rinosinusal, y sobre todo, es esencial antes de la realización de cirugía endoscópica nasosinusal. Por un lado, delimita la extensión de la patología y por otro, permite detectar las numerosas variantes anatómicas existentes en dicha área, algunas de las cuales son de gran interés para el cirujano endoscopista, pues su desconocimiento preoperatorio puede aumentar el riesgo de complicaciones. En la práctica esta evaluación se centra principalmente en los estrechos espacios y drenajes que intercomunican los senos etmoidales.
   De anterior a posterior, la evaluación debe centrarse inicialmente en el grupo de celdas aéreas que rodean el receso frontal y el paso que comunica los senos etmoidales anteriores. A continuación, se han de estudiar las celdas aéreas que rodean el meato medio y su vía de drenaje, asi como el hiato semilunar, que permite la comunicación entre los senos  maxilares y los senos etmoidales anteriores. Esas celdas aéreas representan los canales osteomeatales anteriores.
   Finalmente, se han de estudiar los recesos etmoidales y el seno etmoidal posterior así como el seno esfenoidal. Estas últimas estructuras representan los canales osteomeatales posteriores.
 
 
   COMPLEJO OSTEOMEATAL ANTERIOR.
   El complejo osteomeatal anterior está formado por el ostium del seno frontal, el receso frontal, el ostium del seno maxilar, el meato medio, el infundíbulo y las celdas etmoidales anteriores que los rodean. Este área es el punto de origen más frecuente de las enfermedades de los senos.
   Conocido clásicamente como conducto nasofrontal, hoy se tiende más a denominarlo receso frontal, designando con este término el espacio aéreo comprendido entre el seno frontal inferomedial y el meato medio anterior. Este receso tiene forma de reloj de arena, no es estrictamente tubular como podría entenderse con el término conducto nasofrontal.
   Este receso se encuentra rodeado de diversas celdas etmoidales anteriores que pueden afectar a su permeabilidad y al drenaje mucociliar de los senos etmoidales anteriores y del frontal. Entre estas celdas están: las de la apófisis unciforme, las celdas etmoidales supraorbitarias, la bulla etmoidal y las celdas de los senos frontales.
Complejo osteomeatal anterior    La celda de la apófisis unciforme está situada bajo el seno frontal; llega hasta la fosa lagrimal infero y anterolateralmente y está arqueada sobre los huesos nasales. Esta celda suele rodear el suelo primario del orificio del seno frontal. Existe prácticamente en todos lo individuos, en el 98.5%.
   Las celdas etmoidales supraorbitarias pueden desarrollarse como una extensión del receso frontal o suprabullar. Están situadas en la parte superolateral muy próximas a la órbita. Estas celdas etmoidales supraorbitales neumatizan la lámina orbitaria del hueso frontal en su parte situado posterior al receso frontal y posterolateral al seno frontal. Es importante identificar estas celdas cuando existen, dado que su emplazamiento hace que resulte muy difícil acceder a ellas con el endoscopio.
   El moco fluye desde el receso frontal directamente hacia el meato situado medial a la apófisis unciforme. El infundíbulo etmoidal puede estar situado lateralmente o por encima de la bulla etmoidal, siendo entonces más posterior.
   La bulla etmoidal presenta un ostium que drena directamente en el meato medio, El ostium puede observarse como una apertura posterior, superior o medial, dependiendo de la anatomía de cada paciente. La bulla está rodeada lateralmente por la lámina piperácea.