• Humidificación.
  • Función de depuración.
  • Flora saprofita.
  • El sistema inmunitario nasal.
  • La inflamación
                                   
    La mucosa respiratoria, y por tanto la mucosa nasal como parte integrante de la misma, constituye una de las barreras superficiales de defensa del organismo con el ambiente exterior. Continuamente se encuentra expuesta y confrontada a los agentes externos y para luchar contra estas agresiones está equipada con un complejo sistema de defensa local y general.
 
 
   Los mecanismos locales de defensa son:
   - la barrera anatómica formada por la propia mucosa nasal (capítulo 02),
   - el sistema ciliar (capítulo 03),
   - la secreción mucosa y su transporte (capítulo 04),
   - la flora saprofita,
   - el sistema inmunitario nasal.
  
     Los mecanismos generales son:
   - la inmunidad humoral,
    -la inmunidad celular.
 

   Humidificación y calentamiento.

   Las fosas recalientan el aire inspirado y lo humidifican. Estas dos funciones están íntimamente relacionadas pues la saturación del aire inspirado no podría alcanzar porcentajes de humedad relativa cercanos al 100% si el aire inspirado no es recalentado.
   La humidificación del aire inspirado es fundamental para la actividad ciliar a todo lo largo del árbol respiratorio y es igualmente necesaria para el epitelio alveolar, que no podría realizar los intercambios gaseosos si no estuviese recubierto por una película líquida. Esta película líquida se forma a partir de la evaporización del agua de la cubierta de moco. Esta función no es exclusiva de la mucosa nasal, pues la humidificación del aire inspirado es casi normal por ejemplo en los laringuectomizados. La contribución de las fosas nasales a la humidificación del aire inspirado no es más que del 10%, el resto lo realiza el conjunto del árbol respiratorio, por esto la principal función del acondicionamiento del aire inspirado por parte de las fosas nasales no es la humidificación sino el recalentamiento.
   La capacidad de humidificación es regulada activamente por la producción de secreciones y pasivamente por la condensación de vapor de agua sobre la mucosa que se produce durante la espiración y evaporación en la inspiración siguiente debida a la diferencia de tempratura. Este mecanismo de recuperación de humedad y calor es lo que Sven Ingelstedt describió y denominó cambio regenerativo humedad-calor: durante la espiración el aire húmedo y caliente pierde parte de su humedad y calor en la mucosa nasal, que son recuperados durante la inspiración. La humedad en el interior de las fosas en buenas condiciones se halla próxima al 100%. Para alcanzar entre el 80-100% de humedad relativa en el aire inspirado. Dado que cada dia respiramos unos 10.000 litros de aire, el equilibrio hidroelectrolítico quedaría roto si no existiese el descrito cambio regenerativo.
   El recalentamiento está producido por la red arterio-capilar superficial. La vasomotricidad actúa de manera que permite el recalentamiento óptimo de un aire frío y seco mediante la vasodilatación. La vasodilatación aumenta el flujo arteriolar y la congestión del tejido cavernoso lo que relentiza el flujo aéreo e incrementa los intercambios térmicos entre el aire y la mucosa. En realidad, los procesos de ajuste de la temperatura y humedad del aire inspirado van unidos, ya que en cada incremento de la temperatura se requiere vapor de aguda adicional para alcanzar la saturación completa. Sólo la nariz es capaz de llevar a cabo este proceso, gracias a su especial configuración y a sus activos mecanismos vasomotores y secretores.