• El sistema nervioso vegetativo nasal.
  • La red vascular nasal.
  • Función del sistema vegetativo.
  • Factores  y farmacología de la vasomotricidad.
           
 
   EL SISTEMA NERVIOSO VEGETATIVO NASAL.
   La mucosa nasal está provista de una inervación vegetativa doble: parasimpática y simpática.
   El núcleo vegetativo parasimpático de la protoneurona está situado en el tronco cerebral. Es el núcleo lácrimo-muco-nasal del X par. La protoneurona parasimpática sigue el trayecto del VII par, luego el gran nervio petroso superficial, o petroso mayor, después el nervio vidiano para terminar en el ganglio esfenopalatino donde hace sinapsis con la deuteroneurona. Las fibras de la deuteroneurona se distribuyen por la mucosa nasal mediante diferentes ramas nasales del ganglio esfenopalatino.
   La protoneurona simpática nace la médula dorsal de D1 a D3, toma la cadena simpática torácica y hace sinapsis con la deuteroneurona a nivel del ganglio cervical superior. Las fibras postsinápticas alcanzan la mucosa nasal en parte por el nervio vidiano por intermedio del nervio petroso profundo y también en parte por otras vías. Por tanto el nervio vidiano contiene fibras preganglionares parasimpáticas y fibras postganglionares simpáticas.
   El sistema parasimpático se distribuye a la vez por los vasos sanguíneos y por las glándulas de la mucosa nasal donde cuenta con fibras colinérgicas. Los vasos de la mucosa nasal están provistos de terminaciones vegetativas a nivel de su pared en forma de un plexo adventicial de fibras nerviosas no mielinizadas: arterias, venas, anastomosis arterio-venosas y en particular a nivel del tejido cavernoso.
   Las glándulas tienen una inervación puramente colinérgica no poseyendo inervación noradrenérgica simpática. Existe una asimetría entre la inervación vascular que es fundamentalmente noradrenérgica y la inervación glandular que es fundamentalmente colinérgica.
                       
    
   LA RED VASCULAR NASAL.
            
   *   Circuito vascular superficial.
   Tras su origen en los vasos periostales y pericondrales, las arterias y venas ascienden hacia la superficie a través de la zona de los plexos cavernosos de forma irregular y helicoidal. Se anastomosan unos con otros y algunas ramas se unen con los plexos cavernosos a través de las anatomosis arteriovenosas. Cerca de la superficie se ramifican y dan origen a arteriolas que carecen de membrana elástica interna. Terminan en redes de capilares cerca del epitelio respiratorio y alrededor del tejido glandular. Los capilares subepìteliales mayores tienen una distribución horizontal y paralela  a la superficie epitelial, son fenestrados, pero las áreas fenestradas están orientadas hacia el epitelio, mientras que las áreas cerradas del endotelio miran hacia abajo. Los capilares que rodean las glándulas son también fenestrados y las áreas fenestradas se sitúan regularmente y circunferencialmente a la glándula. El resto de capilares que no están directamente en contacto con el epitelio o las glándulas no son fenestrados.
   Los capilares de las zonas subepitelial y glandular se unen para formar vénulas que drenan en venas superficiales. La lámina basal del endotelio de estos vasos se caracteriza por un alto grado de porosidad. Así, parece que la musculatura de estos vasos está expuesta a los agentes circulantes de la sangre. Por lo tanto, estos vasos pueden ser controlados por las terminaciones nerviosas adventiciales, así como por los cambios en la composición de la sangre. Las vénulas forman grandes venas colectoras que abocarán a los sinusoides de los plexos cavernosos en las zonas donde estos existen, o bien a las venas del periostio o pericondrio.
    Fisiológicamente las funciones de esta red capilar subepitelial, formada por capilares fenestrados, son la humidificación de aire inspirado y el intecambio de calor. Estos intercambios sufren una autorregulación gracias a un mecanismo de cambio regenerativo humedad-calor.